Mis fotografías son como rincones, esos espacios que pasan inadvertidos entre la inmensidad de los lugares o de las personas. Rincones que desvelan las historias que narran esos pequeños recovecos secretos donde habita el alma. Rincones entre la luz, y entre las sombras. Rincones de la memoria que son capaces de hacernos viajar a través del tiempo con solo una mirada.

La Casa Manrique es uno de esos viajes.  Estas fotos son la huella de la vida pasada en un espacio – tiempo irrecuperable que ya solo existe en su recuerdo.